Son muchas las veces que veo en carreras, tanto a los ganadores, como los que vamos por el medio o los que vamos más atrás, que entran en meta con sus hij@s. Bien, pues esta vez me tocó a mí. Al llegar a meta, allí estaba mi mujer y mi hija, esperándome como si de el ganador de la carrera se tratase, muy orgullosas y muy contentas, y yo, os puedo asegura que mucho más de que estuviesen allí, esperando para coger entre mis brazos a mi pequeña Olivia y entrar en meta con esa cara de felicidad, sin acordarme de los 36km ni de esos 5500 metros de desnivel, ni del cansancio, ni de los dolores de piernas, ni de los arañazos, solo quería que ese momento fuese eterno. A lo largo de toda la carrera, era mi motivación, pensar que estarían allí mis chicas, y que entraría con la pequeña Olivia a lo grande, como si del vencedor se tratase.
Por eso solo puedo decir, gracias Lara por estar ahí
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